El engaño de Juan, 27 años, de Toledo

Cuando hecho la vista atrás y recuerdo mi pasado, puedo decir que no estoy demasiado orgulloso de mis relaciones.

Tengo 27 años y vengo de Toledo. He vivido muchas experiencias en los últimos años de mi vida, sobre todo con las mujeres.

Es más, no he sido fiel en ningún momento de mi vida. Hay diversos aspectos de mi vida sobre los que hoy desearía retroceder el reloj. Pero, quedan también los bellos recuerdos que he vivido y éstos no voy a perderlos.

La primera relación verdadera de larga duración que he vivido fue cuando tenía cerca de 20 años. Conocí a Lara, una chica de Toledo. Teníamos la misma edad. Nos conocimos a través de un amigo.

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En aquel momento yo salía con una chica en Madrid que estaba conmigo hacía un par de semanas. Sin embargo, Lara me había llenado completamente. Me sedujo su largo cabello negro y su dulce sonrisa.

Y así ocurrió. Pasamos espontáneamente la noche juntos por primera vez en Toledo, en la estación central, mientras mi chica estaba en una conferencia. Lara había conducido su Opel Astra desde Soria hasta Toledo. Después del primer encuentro personal, nos fuimos juntos a su apartamento. Lara también estaba en aquel momento prometida con alguien que, sin embargo, en aquel momento estaba cumpliendo una pena en el centro de detención de menores de Madrid.

Cuando llegamos a su casa, apagué el teléfono. Queríamos tener nuestra propia paz. Aunque hace ya años, todavía recuerdo aquella noche como si fuera ayer. Fuimos a su pequeño dormitorio que tenía unas vistas hacia un prado verde. En un primer momento, comenzamos a abrazarnos tímidamente para después besarnos apasionadamente. En aquel instante sentía una gran indiferencia con respecto a mi chica. Lara tenía un cuerpo precioso y muy bien bronceado. Sus pechos estaban muy bien formados, su cuerpo suave y depilado. Una mujer de ensueño.

Aquella noche, olvidamos todo lo que nos rodeaba. Estuvimos haciendo sexo toda la noche con plena satisfacción. Al día siguiente, Lara me llevó en su coche de nuevo a Toledo. Acordamos continuar en contacto por teléfono y así fue. Nos veíamos mucho y más frecuentemente en su casa y después de algunas semanas, Lara se quedó embarazada. Decidimos continuar con nuestra relación juntos y me fui a vivir con ella a Soria.

Aunque también le fui infiel a Lara. Una vez que estaba en Toledo, me encontré con dos viejas amigas que conocía desde hacía tiempo. Me divertí con ellas, incluso cuando fue posible con ambas en el mismo día. Mientras mi chica estaba embarazada en casa, yo estaba con otras mujeres en Toledo y además divirtiéndome. Las amigas con las que estuve eran muy guapas y excitantes, al contrario de Lara que cada día estaba más gorda.

La mayor parte del tiempo del embarazo practicamos sexo, pero al mismo tiempo la engañaba con otras mujeres. Eso no cambió para nada cuando nació mi hijo. Al contrario, día antes del nacimiento de mi hijo, me encontré a su mejor amiga en un hotel no muy lejos del hospital donde estaba Lara. De nuevo, nos divertimos mucho. Sin embargo, hoy, lo hemos dejado después de tres años de relación y me gustaría que muchas cosas hubieran sido distintas. Lara nunca ha descubierto que la he engañado. Sin embargo, la vida familiar, debido al contacto con otras mujeres, sufrió mucho porque ofrecía a Lara siempre menos atención.